martes, 4 de mayo de 2010

El límite

La noche mojada me despeja las entendederas... limpia el agua este confuso pensamiento que se pierde entre la mitología y unas letras calamarescas... al estilo shakespeariano puedo decir "¡Ay de mi!" Morfeo me tienta y los párpados me pesan... Arde mi pecho con ganas de una pasión más intensa y me pierdo en el teclado de la manzana mordida. Otro día se va, otro día vendrá...

lunes, 3 de mayo de 2010

¿Yo, casta?

Seguramente el joven Edipo lo creyó. Se ganó a una doncella por vencer a una vieja artimañera.
¡Doncella! ¡Qué iluso!
Cómo debe haberse reído la reina madre de Tebas ante la sorpresa de Edipo frente a esa mujer que "podría ser su madre".
-¿Yo, casta? -se burlo su flamante esposa en el lecho nupcial.
Bueno, no le importó tanto, a la final tuvieron cuatro hijos más.
Habría sido mejor que se quedara casta antes que matarse para no ver el final trágico de sus cuatro, no perdón, cinco hijos!
¡Qué destino este ah!

Testigo

Yo lo vi. Había un hombre arrimado a la pared. No descansaba, agonizaba.
Era difícil ver la herida pero la mancha de sangre en el piso no mentía: definitivamente estaba muriendo.
No sabría decir exactamente lo que pasó; yo lo vi, es cierto, pero estaba distraído cuando sucedió.
Solo sé que discutían y que no quería ceder en su posición. Decía que amaba a la chica y que no dejaría que nadie se la quitara, decía que estaba en su derecho y que ella le correspodía.
El otro, un matón cualquiera, le gritaba y le decía que se alejara, que no quería hacerle daño.
Ella apareció en la escena sin mucho que decir para salvar la situación. El hombre no quería entregarla al matón, éste a su vez se exacerbaba violentamente contra hombre y la chica, bueno, no tenía nada que ver.
Entre los ruidosos insultos pude constatar que ella era la esposa del matón y que el otro hombre no era más que un advenedizo, un don juan, un don nadie.
Creo que el matón golpeó a la chica en medio del forcejeo y que ésta a su vez sacó un cuchillo de su bolso y lo clavó violentamente entre los dos cuerpos en disputa.
El matón huyó al sentir la humedad de la sangre entre sus manos. Ella también huyó, con la culpa persiguiéndola hasta la eternidad.
Al otro la vida se le chorreaba en hilos de sangre tibia y no comprendía muy bien lo que sucedió.
Yo lo vi, pero tal vez no lo haya captado todo desde el lugar en el que estaba. ¡Qué más da!

domingo, 2 de mayo de 2010

Naturaleza muerta

Miguel luchando a muerte con el mar

Fui

Nada me retuvo. Me liberé y fui.
Hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte, como
solo los audaces beben el placer.

Un ángel me vino a buscar...

Esta mañana me asomé al balcón,
todo el mundo miraba arriba,
es que detrás del sol
apareció un ángel de Dios,
esperan todos tu bendición.

Algunos dicen que es una visión,
otros dicen que es el cometa.
Es que detrás del sol
apareció un ángel de Dios,
esperan todos tu bendición.

-Vengo anunciaros una decisión,
soy el ángel que guarda la puerta del Cielo,
esta mañana me ha ordenado mi Señor:
baja la espada que guarda la puerta del Reino.

Atentos todos al oír mi voz,
os voy a dar las instrucciones:
entrar de dos en dos,
con una sola ocupación,
es llevar bien la respiración.

Los jóvenes que se pondrán detrás,
los niños y viejos primero,
entrar de dos en dos,
con una sola ocupación,
es llevar bien la respiración.

Entonces todo el mundo se puso a correr.
Ni niños, ni viejos, ni enfermos, ni sordos, ni mil muertos.
En la puerta del cielo se formó un tapón,
y solo pudo entrar el ruido del viento.

jueves, 29 de abril de 2010

Extrañamiento

Yacía boca abajo dejando que la lluvia mojara su cuello. Las gotas chorreaban incesantemente por su nariz, a lo mejor iban mezclándose con las lágrimas que se perdían entre los charcos de la oscura calle que de cuando en cuando se iluminaban al pasar rápidamente los atrasados automóviles.
-Ya no queda nada. Me iré y no volverás a verme.
-Nada te detiene aquí, puedes irte. No te extrañaré.
Palabras huecas que ahondaron las heridas que no cicatrizaron nunca.
-Lo harás y llorarás por mí.
Un rayo luminoso alumbró por un segundo la noche tormentosa. El cuerpo sin vida del amante olvidado se mojaba entre lágrimas y lluvia sin que nadie se percatara de él...

miércoles, 28 de abril de 2010

Hermes, el vil navegante

No es raro, siempre me preguntan por el hermenauta azul...
Hermes, aquel ladronzuelo vil, que a discreción de unos pocos llegó de manera arribista a ocupar uno de los doce tronos del Olimpo, en realidad se lo ganó por su astucia, sagacidad e inteligencia al tomar en sus manos la complicada labor de servir como puente comunicacional entre los dioses y los mortales.
El de los pies alados y el caduceo áureo rara vez permanecía en el trono marmóreo de sus tíos, hermanos, padres y abuelos; gustaba más del firmamento azul, del corre ve y dile, del juego astuto de palabras, de la protección a los rudos mortales y de la diversión sin límites junto a su protegido hermano, el dios civilizador y festivo del panteón griego, el amado y dos veces nacido Dionisio.
No es casualidad entonces, que simbólicamente estos rudos mortales nos reunamos para rendirle honor a una deidad tan humana como Hermes, el dios de la confusión.
Ahora podemos navegar junto a él para practicar los divinos ocios aqueos que nos mantienen vivos en este mundo sin sentido de la información y la descomunicación...
De esta forma, salud a todos y sigamos hermenauteando...

San Blaseando hasta el Itchimbía



Drusila es la luna y yo un lunático

Áspera, fría y lejana.
Mengua, desaparece, se corta.
Me deja a la merced de la marea que manipula a su antojo.
Se va.

Late dentro mí.
Me golpea y aguza mis sentidos.
Está ausente pero guía mis pasos.
Danza libre dentro de mí.

¿Libre? Jamás.
Estoy atado a su gravedad y me tambalea sin cesar.
La poseo y me posee.
No hay salida.

Su presencia me lastima
me recuerda que estoy encadenado a su caprichosa transformación.
Y el mundo encadenado a mi caprichosa actuación...